Título: Yo, Julia
Autor: Santiago Posteguillo
Editorial: Planeta
N° de páginas: 698
Género: histórica
Año: 2018
Santiago Posteguillo es de esos autores que muchos tienen pendientes por leer, pero que algunos no se atreven. Muchos le temen al género histórico, o a las novelas con más de 300 páginas. Pero créanme, que después de leerlo, simplemente no podrás evitar envolverte en guerras, batallas, legiones, e incluso, terminas un libro y deseas el otro de inmediato para poder saber si Escipión logra aniquilar al ejército cartaginés.
No obstante, en esta ocasión, Posteguillo encuentra un elemento que complementa más sus novelas históricas. Y así lo reconoció la premiación 2018, de la Editorial Planeta.
Si hay un tema que conquista a los lectores del genero histórico, es la historia del Imperio Romano y si le agregamos a un personaje femenino que encuentra su justa dimensión en las páginas del libro, se crea un balance literario, perfecto.
La historia de la humanidad, escrita por hombres, ha dejado de lado a muchas mujeres que se han destacado en diferentes roles. Hoy en día, hay un renacimiento, o mejor diríamos, una reinvindicación de tantos nombres que merecen su espacio.
«Septimio Severo quizá no tenía la madera de apostarlo todo a una jugada, pero su esposa siria sí. Era Julia. Julia Domna.»
A nivel literario, Posteguillo ha logrado, en el ámbito que mejor conoce, encontrar a Julia, la Emperatriz de Severo Septimio, que muchos desconocíamos en su papel detrás de la lucha por el Imperio Romano, en el año 197 d.c.
Estructura
Además del orden acostumbrado de Posteguillo en cada una de sus novelas: mapas, listados de personajes, glosarios latinos, detalles gráficos de batallas… ahora encontramos una estructura diferente para explicarnos el papel de Julia.
La novela está dividida en 5 libros, con el nombre de cada uno de los emperadores a los cuales se enfrentó la emperatriz, y por supuesto, también el emperador Septimio Severo:
- Liber Primus: Emperador César Cómodo
- Liber Secundus: Emperador César Pertinax Augustus
- Liber Tertius: Emperador César Marco Juliano
- Liber Quartus: Emperador César Pescenio Nigro
- Libro Quintus: Emperador César Clodio Albino
La novela es narrada por Galeno, el médico de la familia real, quien a través de su diario, nos confiesa que jamás conoció a una mujer, que además de hermosa, ocultase, estratégicamente tanta inteligencia.
«Julia: Tú estás muy distraído derrotando enemigos, de batalla en batalla. Como no me dejas combatir, me entretengo pensando.
Septimio Severo: Quizás, mejor sería que te dejara luchar en una batalla campal. En retaguardia piensas mucho.»
Y es allí, donde Posteguillo la da una justa dimensión al personaje.
La mejor manera que una Emperatriz tenía para lograr sus objetivos, era hacer ver que las ideas y las decisiones venían del Emperador. Julia se sorprendía que los estrategas de confianza de su esposo, no anticiparán lo que ella veía.
Mater Castrorum Julia Domna
Julia Domna, esposa del gobernador Septimio Severo. Siria de nacimiento, con una belleza que recordaba a Cleopatra, cuya diferencia de piel era parte de la poca aceptación que tenía entre la sociedad romana.
Una mujer con planes claros, a quien el Emperador Commodo sabía que debía tener de rehén para que no afectara sus planes en el Imperio. Una mujer que se mostró impávida ante la flecha que el propio Commodo, en su locura, le lanzó en el Circo Máximo.
Una mujer apasionada, enamorada, ambiciosa y astuta. Cuyos dioses le vaticinaron que iba a ser reina de un imperio, y luchó por cumplir las predicciones de sus dioses sirios, mas no el de los romanos.
Pero también una mujer con celos y deseos de venganza.
Es allí donde Posteguillo hace alarde de su grandeza al escribir. Desarrolla un personaje, perfectamente real, perfectamente verídico. Sin enaltecerla demasiado, simplemente de carne y hueso.
Posteguillo, a mi entender, escribe en 360 grados. Mágicamente logra que los momentos claves en la obra, logren ser eternos. Detalla cada situación, cada acción, cada sentimiento, sin alargar demasiado una escena.
Nos ubica en el centro de la historia, en la pausa de cada personaje… pero sin restarle velocidad en su relato. ¿Cómo lo logra tan magistralmente? ¡Solo Júpiter lo sabrá!
5/5