Sumergirme en las marismas de «La chica salvaje» ha sido repasar un libro leído hace más de dos años, de hecho la primera reseña que hice durante el confinamiento.
«La chica Salvaje» fue un best seller en el 2018, en el 2019 fue incluído en los libros recomendados por el club de lectura de Reese Witherspoon, y ella queda tan convencida que inicia el proceso de la producción para la pantalla grande.
Y todo esto le sucede a la opera prima, a la primera obra de Delia Owens.
Ahora, después de algunos tropezones con su lanzamiento en streaming, estrena en el 2022 la tan esperada adaptación.
Y voy al cine con el conocido miedo que se tiene al ver una adaptación, y he salido con la misma emoción de las últimas páginas del libro… conmovida.
Es que no sabía que las palabras pudieran contener tanto. No sabía que una frase pudiera estar tan llena.
Libro
La trama refleja la soledad de una chica en el sur de Estados Unidos en los años 50s, de un hogar a la orilla de los pantanos. Un hogar que fue totalmente feliz pero que en la medida que avanzaba el alcoholismo y la violencia del padre, así se fue deteriorando dicha felicidad. Queda tan roto el hogar, que la madre abandona la casa, y tiempo después, poco a poco todos van abandonando a un padre abusivo, y se queda la más pequeña de la familia, Kya.
Kya aprende a esquivar a un padre violento, aprende a esconderse entre el pantano y se refugia en una soledad compartida con la naturaleza.
Todo esto descrito en tercera persona, que nos hace ser cómplice de los pensamientos y meditaciones de Kya.
Discriminación, odio, solidaridad, amistad y también amor, todo eso vamos descubriendo a través de las páginas. Pero también una muerte. Y esa muerte altera todo el equilibrio de Kya, al ser acusada de la misma.
Todo esto es contado de una manera poética a través de las páginas, donde vemos como el amor trata de abandonarla también.
Los atardeceres nunca son simples. El crepúscullo se refracta y se refleja, pero nunca en sincero
Película
El recurso visual, puede jugar a favor y en contra de una adaptación. Pero en el caso de «La chica salvaje», ha sido su mejor apoyo.
Siendo un libro con muchas reflexiones, la ambientación, la fotografía, y la actuación, ayuda a llevarnos a ese mundo que en las páginas tomaba más palabras.
Me encantó distinguir muchas frases de la novela en el diálogo de la película.
Y creo que debo destacar la actuación de la actriz principal, Daisy Edgar Jones, quien dice tanto con su lenguaje corporal. Es de esas actuaciones con pocas líneas pero con una fuerza insuperable.
Hay una omisión que creo que no puedo perdonar, y es el tema de la identidad de la poetisa Amanda Hamilton. Para mí es tan imprescindible, que corrí a leer nuevamente algunas secciones del libro para complementar lo que había visto en la película. Solo por esa omisión, no le doy las 5 estrellas a la película.
Como siempre les recomiendo primero el libro antes de ver la película, pero la sorpresa en la mirada de los presentes en la película me convence que también vale la pena verla sin leerla.
Gracias por compartir nuestra pasión.