«Lo tiene todo para ser feliz, y sin embargo…»
No tienen idea de cuanto me cuesta describir mi experiencia con la novela «Historia de un canalla».
Tuve que dejar pasar varios días para asimilar el mal sabor que me ha dejado la novela. Las expectativas siempre cumplidas por Julia Navarro, no fueron alcanzadas en esta ocasión.
La novela narra, en primera persona, la historia de Thomas Spencer, desde su infancia hasta sus últimos días.
La maldad y el odio que la autora logró impregnarle al personaje es tan fuerte, que llega momentos en que quieres abandonar la lectura por completo. Además, que leerlo en primera persona hace que el personaje sea mucho más odioso, ya que él está consciente de que es una persona ingrata con la vida y con quienes lo aman.
Lo que más adormece el libro, son las secciones donde Thomas dice lo que él sabe que debió haber hecho o dicho en diferentes situaciones. No sé qué sentido tenían estas secciones en la novela, si en ningún momento Thomas se arrepiente ni se retracta de sus acciones. Lo que hace es aumentar más la apatía.
Thomas Spencer es un neoyorquino de familia rica que ha tenido todo para ser feliz, pero él no ha logrado hacer feliz a quienes lo rodean. Su vida se desarrolla entre New York y Londres, y algo de Madrid, ciudad que, quizás por benevolencia de la autora, no le tocó nada de la perversión del personaje. De fondo en la novela, se encuentra la industria publicitaria, lo cual a mí me parece ya trillado. La industria publicitaria parece que no puede faltar en las historias, como los castillos en los cuentos de Disney. Con todos estos adornos, la trama logra engancharte pues hay situaciones de suspenso y de intriga.
En esta parte, la autora lo logró muy bien. Por eso, aunque odias al personaje en las primeras cinco páginas, sin darte cuenta no puedes parar de leer.
Puedo resumir que la trama de la novela hubiese sido interesante sino se hubiese impregnado de tanto odio al personaje principal. Al cual el adjetivo «canalla», en muchos de nuestros países latinoamericanos, hubiese encontrado un mejor calificativo, quizás no propio para una portada de un libro.
Escuché a la autora decir en una recién entrevista radial, que «el libro no le resultará indiferente al lector». Eso sí es cierto, y creo que es una buena frase que puede usar en toda la gira que lleva para promover el libro.
Si lo recomiendo, creo que sí. Así podrás decir con tus propias palabras porqué es el peor libro de la autora.