No es tarea imposible. No lo es. Creo que esta pregunta ronda en la cabeza de todas los padres de los pequeños niños cuando empiezan a dar sus primeros pasos.
Pero precisamente como quien no practica a caminar, simplemente en mi caso se dio por puro instinto.
«Acostumbra a tu hijo a leer. Un niño que lee será un adulto que piensa.»
Así que aquí les cuento…
Libros por doquier
Una de las cosas que procuré siempre, es que hubieran libros en la casa, como juguetes. Ya sea los libros plásticos que se pueden usar en el baño, o los libros que también son pistas de carros, o aquellos tipo pop ups que van armando esqueletos o formando casas, página tras página.
Hay que procurar, antes de que el niño sepa leer, que el libro ya sea parte de su rutina, sea un compañero en su carrito de pasear, o dentro del carro familiar. Y para esto hay un sinfin de temas. A algunos les fascinarán los dinosaurios, a otros los aviones, pues que el juguete también tenga su libro.
Ilustraciones, imágenes, fantasía
Cuando van iniciando la lectura, ya nos podemos atrever a tener otro tipo de libros. Pero siempre, siempre, tendrán que tener ilustraciones. Es maravilloso verlos perderse en un libro a punta de imágenes, dejarlos contar el cuento aunque todavía no hayan pasado de ma-me-mi-mo-mu.
Todo a su edad
No soñemos a esa edad en ofrecerles nuestra propia colección adulta. Ojo, los pueden espantar. Recuerden que empiezan el colegio, inicia su experiencia y ya el colegio representa un reto para que nosotros los presionemos con los libros que nos gustaron a nosotros, de otra generación.
Un libro también es un juguete
Durante la educación básica, ya los niños pueden tener sus temas favoritos, y procuren siempre, siempre, regalar un libro, ya sea en Navidad o en sus cumpleaños. Un libro divertido, entre otras cosas, logrará su espacio. No se rindan ante la tecnología, no tomen el camino fácil.
Llega la adolescencia, y aquí el colegio logra separar un poco al niño de la diversión de leer. Y lo debo decir. No todos los planes escolares incluyen buenas lecturas en su perfil académico, y obligar a los jóvenes a leer por una nota, hace que en su tiempo libre ni se les ocurra sentirse en un salón de clases.
Ver televisión no requiere esfuerzo y además es divertido, cómo competir con eso.
Por eso es importante los primeros 10 o 12 años del niño, es allí donde sembramos la semilla de la lectura. Luego viene una pausa, un reto adolescente donde podrán abandonar la lectura o reforzarla como rebeldía.
Afortunadamente, el género con mayor venta es precisamente el genéro adulto joven, el adolescente, el que busca magia, ficción, mundos irreales, personajes que le permiten soñar, avatars propios. Si logramos tener la semilla apropiada en esa primera década de la niñez, ya habremos hecho el mejor regalo del mundo, un niño lector.
Gracias por compartir nuestra pasión.
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Comparto mi experiencia, es muy importante que los niños vean a sus papás leer libros (no celulares ni tablets). Tener libros por doquier, especialmente en el carro. Mi hija empezó a divertirse con los libros cuando comenzó a visitar la Biblioteca del Parque Omar. Su sala infantil tiene a la mejor bibliotecaria (sra. Anayansi) y ellos pueden ver y escoger sus propios libros!
A mi hija le gustan los libros de misterio y comedia, así que se inició con la serie de Gerónimo Stilton y solita pide que le compren «la siguiente aventura». Y cómo le ha ayudado el leer! La distrae un montón, le aumenta el léxico y le ayuda en su ortografía.
Buen trabajo, Vera. De eso se trata, que los libros nos rodeen, y si ya tu hija fue capturada por el ratón Gerónimo no se escapará nunca. Mi hija también me hizo correr por toda la colección. Y que nos vean leer, es fundamental, aunque sea el periódico, pero hay que leer!!! Y compartir!!! Gracias por mantener la magia.